Donde está el quechua

El quechua es una familia de lenguas habladas en la parte occidental de la América del Sur, principalmente en los Andes. Se habla en cinco países diferentes desde Colombia hasta Argentina.

Cuatro áreas

Norteño: Colombia, Ecuador, la amazonía peruana al norte del río Marañón.

Nor-peruano: los departamentos de Lambayeque, Cajamarca, Amazonas y San Martín.

Central: los departamentos de Ancash, Huánuco, Pasco, Junín y Lima.

Sureño: los departamentos de Huancavelica, Ayacucho, Abancay, Cusco, Puno, Arequipa y Moquegua; Bolivia; Argentina.

Una hipótesis sobre las agrupaciones genéticas de éstas propone que la rama Norteña, la Nor-peruana y la Sureña forman el “quechua II” (rótulo de Torero) o el “quechua A” (rótulo de Parker), mientras que la rama Central forma el “quechua I» (Torero) o el “quechua B” (Parker)

Veamos a continuación dónde se habla el quechua, avanzando de norte a sur. Los números entre paréntesis incidan el número de lenguas que muestran suficiente vida (viabilidad) para merecer servicios (desarrollo de literatura, educación bilingüe, traducción…).

Colombia (1/2)

El “inga” se habla en el departamento de Putumayo (a) en los pueblos de Santiago y San Andrés, y (b) en varias comunidades a orillas de los ríos Putumayo, Mandur y Caquetá. También se habla en el departamento de Nariño, en los alrededores de Aponte.

Ecuador (6)

El “quichua” se habla en:

  1. la sierra, en las provincias de Imbabura, Pichincha, Cotopaxi, Tungurahua, Chimborazo, Bolívar, Cañar, Azuay y el área de Saraguro en la provincia de Loja.
  2. la zona selvática del oriente, a orillas de los ríos Napo, Pastaza y Bobonaza y sus tributarios.

Perú

la selva amazónica (2)

Existen comunidades quechuahablantes en la selva baja nororiental del departamento de Loreto en pueblos ubicados a orillas de los ríos Napo, Tigre, Corrientes, Pastaza y Marañón. Las principales lenguas son las del Pastaza y del Napo. (El quechua del Napo peruano y ecuatoriano pueden ser la misma.)

la sierra peruana

Se encuentran comunidades quechuahablantes en los departamentos de Lambayeque, Cajamarca, Amazonas, San Martín, Ancash, Huánuco, Pasco, Junín, Lima, Ica (en el extremo nororiental de la provincia de Chincha) Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Cusco, Puno, Arequipa y Moquegua.

Lambayeque (1) El “quechua de Lambayeque” (también llamado el “quechua de Ferreñafe”) se habla principalmente en los distritos de Incahuasi y Cañaris en la provincia de Ferreñafe.

Cajamarca (1) Se habla en Chetilla y Porcón (en la provincia de Cajamarca).

Amazonas Se encuentran dialectos quechuas en varios pueblos en las provincias sureñas de Luya y Chachapoyas. El quechua está en pleno proceso de desaparición en este departamento.

San Martín (1) El quechua se habla en las provincias de Llamas, Huallaga y San Martín a orillas del río Huallaga y sus tributarios, los ríos Mayo y Sisa. Durante el siglo pasado, muchos quechuahablantes de San Martín se trasladaron a la hoya del Ucayali en lo que ahora es el departamento de Ucayali, dando origen a la variedad “Ucayali”.

El quechua se habla a lo largo de una franja más o menos continua que cubre el ancho de los Andes en los departamentos Ancash, Huánuco, Pasco, Junín, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Cusco, Puno, Arequipa y Moquegua.

Se divide más o menos entre Junín y Ayacucho: la parte al norte forma la rama Central mientras que la parte al sur forma la rama Sureña. La franja termina donde encuentra el aymará en el departamento de Puno (en el sur).

Ancash (4) Corongo, Callejón de Huaylas, Conchucos del Norte, Conchucos del Sur, Bolognesi???

Huánuco (5) Huamalíes-Dos de Mayo, Yarowilca-Lauricocha, Huallaga, Pachitea, Ambo-Pasco.

Pasco (1) Daniel Carrión.

Junín (3) Junín del Norte, Wanca, Jauja (Shawsha) Wanca.

Ayacucho-Huancavelica (1)

Apurímac (1?) una parte habla el quechua ayacuchano, otra el quechua cusqueño, y parece haber entre éstas, por lo menos, otra variedad.

Cusco-Puno (1/2)

Arequipa (1/2) Caylloma, Colca

Lima el quechua se habla todavía

por el norte: en la sierra de Cajatambo, Chacay y Huaral. También en la comunidad de Santa Cruz de Andamarca en el distrito de Pacaraos

por el sur: en la provincia de Yauyos. Es posible distinguir dos áreas, la del norte y la del sur, que están separadas por el territorio donde se habla o se hablaba la lengua kawki o jaqaru. Tupe, Ayza y Cachuy son jaqaruhablantes.

Bolivia (2) El quechua existe a lado del aymará y se habla principalmente en dos áreas separadas:

  1. al noroeste del Lago Titicaca en el departamento de La Paz.
  2. en las zonas altas de los departamentos de Cochabamba, Chuquisaca y Potosí, y algunas comunidades en el extremo oriental del los departamentos de Oruro y La Paz.

Chile

Landerman dice que existen tres pueblos de habla quechua en Chile, justamente al otro lado de la frontera de la parte sudoccidental del departamento boliviano de Potosí, en las cercanías del pueblo de Aiquina.

Argentina (1)

Existen hablantes en Jujuy y Salta que parecen ser inmigrantes del sur de Bolivia o sus descendientes. Otra variedad existe en las provincias de Salta, Tucumán, Catamarca, La Rioja, Córdoba y el norte de Mendoza. En la provincia de Santiago del Estero se encuentra un territorio extenso donde se habla un dialecto distinto. Parece que los hablantes están diseminados en una vasta área mayormente en ranchos o “pagos” ubicados a orillas de los ríos Dulce y Salado.

Como entender la diversidad del quechua

El punto de vista que predomina sobre la situación dialectal del quechua, especialmente en el Perú y Bolivia, es que no es particularmente diversa. La opinión común que se encuentra en esos países puede resumirse en las tres creencias siguientes:

  1. El quechua se encuentra en un territorio tan vasto debido a que los incas lo impusieron como la lengua oficial del imperio, y así reemplazaron los idiomas que habían existido allí.
  2. Puesto que el Cusco era la capital, el quechua del Cusco es la fuente de donde salieron las demás variedades y es la forma más “pura” o más “legítima” del idioma.
  3. Todos los dialectos actuales son el resultado de la corrupción de la lengua imperial de los incas. Esto se atribuye por lo general a la influencia del castellano, los préstamos, etc.

Estas creencias se basan en los cronistas españolas, que afirman que se hablaba un idioma único en todo el imperio, un idioma impuesto por la administración incaica, “La Lengua General del Inca”.

A pesar de esto, los trabajos lingüísticos sobre las variedades quechuas más diversas han puesto al descubierto una gran diversidad lingüística. Las diferencias no están simplemente en la estructura fonológica; también hay diferencias morfológicas y sintácticas que hacen que las dificultades de comunicación interdialectal sean más comprensibles. Son del tipo más característico para idiomas diferentes que para dialectos.

¿Cómo conciliar la contradicción aparente que existe entre lo que dicen las fuentes históricas y la evidencia lingüística? En primer lugar, un examen más minucioso de los documentos coloniales muestran que en efecto allí se encuentran indicaciones de diversidad lingüística, aunque no se le da la debida importancia. Una de las descripciones más tempranas del Perú da testimonio de un grado mayor de diversidad que sólo la pronunciación. Pedro Pizarro dice que los huancas del valle del Mantaro tenían su propio idioma y compara la diferencia que existía entre esa lengua y la “lengua común” (es decir la del Cusco) con la diferencia del castellano con el portugués.

Otros autores se refieren a las variedades menos parecidas a la del Cusco como un habla diferente, a la que llaman “chinchaysuyo”. Es así que Alonso de Huerta en su Arte de 1616 distingue dos “modos de usar”. Su obra va más allá que los demás en el sentido de que especifica la distribución geográfica de los dos grupos. Uno, al que llama “inga”, va desde Charcas (en el sur de Bolivia actual) por el sur hasta abarcar Huamanga (Ayacucho). El otro, “chinchaysuyo”, se extiende desde Huamanga hasta Quito. La manera en que describe al “chinchaysuyo” como “lengua corrupta” es repetida por otros autores.

La clave para resolver el conflicto que existe entre las fuentes históricas sobre la influencia y la intervención de los incas y la evidencia lingüística está en un tema que a menudo los documentos históricas pasan por alto: es decir, la naturaleza de las lenguas habladas en las áreas donde los incas impusieron la “lengua general”. La posibilidad más factible (respaldada por la evidencia lingüística) es que el “chinchaysuyo” fue la lengua original (o grupo de lenguas) del área, que la gente siguió hablando (y habla hasta la actualidad). Esto implicaría que la lengua que los incas impusieron no fue el quechua “verdadero” sino la variedad de quechua que ellos hablaban. El mensaje de los incas para los chinchaysuyos no habría sido: “Hablen quechua”, sino: “Hablen nuestro quechua”, con la imposición del concepto sociolingüístico de la superioridad del Cusco. Una vez que la variedad local había sido considerada inferior, era posible calificarla como “corrupta”, lo cual lleva a postular un proceso por el que había llegado a ese estado. El resultado es la falacia de la corrupción.

Esta situación podría acercarnos bastante a una conciliación de la evidencia lingüística con las afirmaciones de las fuentes históricas. La falacia de la difusión inca se basa en la presuposición de que la imposición de la “lengua general” fue la primera y la única expansión del quechua en los Andes, y de que los idiomas locales no estaban relacionados con el quechua. La falacia del origen cusqueño es la consecuencia de esta presuposición. Ha tenido graves repercusiones a través de los siglos, y ha sido la base de una corriente purista que no ha estimulado la investigación y el uso de otros idiomas y dialectos quechuas, y que persiste en algunos círculos en nuestros días.

La difusión de la lengua quechua en el centro y el norte del Perú podría haber ocurrido durante un período mucho más antes del imperio incaico, un período asociado quizá con la cultura Huari.

¿Un niño puede aprender dos lenguas a la vez?

Sí. Hay muchísimos niños en el mundo que aprenden dos o más lenguas al mismo tiempo. De hecho, los investigadores ahora afirman que si a un niño se le enseña un segundo idioma después de que ha cumplido los 10 años, éste muy difícilmente hablará como un nativo. Este cuerpo de investigación nos muestra que existen espacios críticos durante los cuales un cerebro joven está preparado para procesar información nueva. Según estos estudios, estos periodos duran solamente hasta la edad de los 10 o 12 años.[i]

De acuerdo a la Dra. Susan Curtiss, profesora de Lingüística en la Universidad de UCLA “La capacidad para aprender un idioma es tan grande en el niño de menor edad, que parece no importar cuantos idiomas se le pongan por enfrente. Los niños pueden aprender una cantidad de idiomas tan grande como la que usted les permita escuchar de manera sistemática y regular.”[ii]

Además, las investigaciones han mostrado que por medio del conocimiento del otro idioma (el hecho de ser bilingüe), los niños de nivel primaria expanden su pensamiento, adquieren conciencia de globalización, extienden su entendimiento sobre el lenguaje como fenómeno en sí y es más probable que alcancen un nivel de competencia avanzado en el segundo idioma

[i] Your Child’s Brain, Newsweek, Feb. 19, 1996

[ii] «Language Learning and the Developing Brain», Learning Languages, Winter 1996